No hay día, desde hace meses (¿años?), que no amanezcamos o nos acostemos oyendo esta endemoniada palabra.
Para los españoles nacidos aquí y no adoptados como yo, está palabra se va haciendo más familiar y omnipresente, ha pasado de ser un vocablo cíclico, esporádico, incluso desconocido para alguna generación, a parte fundamental del desayuno, aliño de comidas y plato fuerte en las cenas. De ahí el sentimiento de saturación, empalagamiento y sobre todo miedo que se adueña de todos.
Días atrás el Banco de España definía esta crisis como “grave y bastante más seria que una fase cíclica recesiva”. ¡Menudo descubrimiento!.
En estos tiempos siento vergüenza de los economistas, banqueros, y algunos funcionarios cuyos comentarios los identifican como analistas de la situación “a toro pasado”, una frase tan española como real. No me equiparo para nada con los economistas en ejercicio, yo no estudio, ni trabajo analizando la realidad y mucho menos en un organismo que se dedique a trazar directrices o definir el futuro; pero me resulta increíble la situación que estamos viviendo.
La “crisis” se ha convertido en un ser sobrenatural, a la vez que inmaterial y súper poderoso. A ella se carga la incompetencia de años, la avaricia de no pocos y hasta se convierte en vehículo electoralista para llegar a la presidencia. Ya lo hemos vivido en España a finales de 2011 y ahora se revive en E.U. Hoy Obama se agarra a un hierro ardiente para dar una imagen más radical y populista, prometiendo un incremento de impuestos proporcional para las grandes fortunas o los grandes ingresos y ha puesto nada menos que de ejemplo su propio caso o el de los congresistas, pura demagogia, locura política y descaro a gran escala.
Pero volvamos a nuestro patio.
Lo increíble es que nadie pueda cambiar o al menos sugerir una clave para salir de todo esto, y más vergüenza aun que los pueblos soporten callados las consecuencias de una situación que no provocaron. Cierto es que el modo de vida que hasta hace bien poco disfrutábamos resultaba insostenible, todos lo hemos comprendido, pero es inaceptable que las primeras correcciones del rumbo se dirijan a los aspectos sociales: educación y salud.
Los cantos de sirena electoralista que ayer confundieron a muchos van quedando sin efecto y en este despertar se ven millones de ciudadanos ante la cruda realidad de un gobierno que no duda en sacrificar presente y futuro con sensibles recortes.
Las noticias de colegios e institutos casi al borde del cierre, de niños asistiendo a clases con mantas, de cortes de luz, de exámenes que no pueden realizarse por falta de material y otras atrocidades, presagiaban el estallido que recién comienza a darse.
Valencia ha sido el caso más divulgado por lo sorprenderte que resulta ver a jóvenes de enseñanza secundaria volcados en las calles y tomando la iniciativa que le ha faltado a sus mayores. Después de varios días de protesta no se puede hablar de simples manifestaciones, gran parte del pueblo de Valencia se ha sumado y otras ciudades de España han secundado la protesta.
Ya no son simples estudiantes, es todo un pueblo que los respalda y empieza a moverse. El gobierno mostrando su verdadera cara, niega la realidad y se centra en rechazar las propuestas señalándolas como violentas y manipuladas por elementos radicales, negando así su responsabilidad.
Todavía debemos temer lo peor, 5 millones de parados son muchas voces que por ahora permanecen calladas pero si deciden unirse y hacerse sentir pueden ensordecer al país.
En algo coincido con el gobierno y es en la imagen de España que estamos dando a todo el mundo. Si en muchos casos las fotos y reportajes no fueran acompañadas del comentario de periodistas bien podría pensarse que se trata de Grecia o algún otro país árabe.
Esperemos que la primavera Valenciana como algunos la llaman, haga florecer a este país, que lo desperece y mueva conciencias. Quizás sea demasiado pretencioso pero me cuesta creer que una vez más pierda su esplendor y conquistas como antaño. Que todo no quede en un intento como el 15-M, si bien es cierto que tantas movilizaciones van calando.
Que por el bien de todos este no se convierta en un gobierno absolutista, sordo, ciego y desconectado de la realidad. Como me comentaba un amigo, tiene gran capacidad para generar conflictos cuando gobierna en mayoría absoluta, pero el pueblo -por suerte-, ya comienza a cansarse de historias.
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Una petición, se que muchos visitan el blog porque lo veo en las estadísticas pero no dejan sus comentarios, sería muy provechoso y me animaría muchísimo que sí lo hicieran. Solo tienen que pinchar en la palabra comentarios y sale el formulario. Muchas gracias.
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