Hace unos días leía en el diario Miami Herald, una entrevista a músicos cubanos que anunciaban actuaciones en USA y específicamente en Miami. Se trata de 4 músicos jóvenes y exitosos que tienen algo más en común: haber vivido y triunfado fuera de Cuba.
En todos los casos han salido de Cuba jóvenes, luego de realizar estudios musicales y han triunfado por méritos personales y no sin esfuerzos. Con sus propias palabras declaran compartir la experiencia de “haber vivido media vida de un lado y media vida del otro”… “somos cuatro personas que tenemos la dualidad de haber vivido como los que se fueron y como los que se quedaron”.
Hasta aquí todo bien, han tenido la misma posibilidad que algunos de nosotros de vivir fuera de Cuba, -mientras que la mayoría no-, pero de ahí a que uno de ellos diga: “nosotros eliminamos la noción de salida definitiva de Cuba”, es otra historia.
Por supuesto que me alegro de que artistas cubanos triunfen en el exterior y se muestren orgullosos de sus orígenes, pero es innegable que la posibilidad que tienen de regresar a residir en la isla, al menos en este caso, son únicas y excepcionales.
Debo aclarar que no conozco todos los detalles de su historia, salvo los que hace públicos en la entrevista y según ella, su regresó se debió a que “en determinado momento empecé a tener puntos en común con ciertas personas de la embajada cubana, lo cual me dio alegría y empezamos a ver la posibilidad de volver a Cuba”.
Sigo sin aclararme mucho más, pero me parece entender que su regreso a Cuba se debió a un proceso excepcional y no general.
Estimada amiga has puesta el dedo en la herida que sangra, este es uno de los temas recurrente para todos (o casi todos) los cubanos que alguna vez decidimos salir de nuestra tierra, si, de nuestra tierra, nadie humano nos la presto, es nuestra igual que de cualquier otro nacido bajo su cielo, nadie debe negarnos ese derecho, por mucho o poco que haya hecho, repito es nuestra como del que más y no pueden quitarnos el derecho a formar parte de ella.
ResponderEliminarEl fin no justifica los medios, no se puede matar al enfermo para currar la enfermedad. Por muy amenazado que este un país no puede estar regido por dogmas que afecten a su propia gente, no niego que quizás alguna vez fueron medidas justificables, aunque se metió a todo el mundo en el mismo saco, ya es hora de mirar hacia delante, este es un tema nuestro (entre cubanos)y nadie nos lo va a resolver.
Los que pueden, deben tener la suficiente valentía, de así como se pide la suspensión de cualquier medida anticubana,(con las cuales casi todos no estamos de acuerdo)se abogue por los derechos, por el momento perdidos, de los que un día emigramos, quizás como cualquier ave migratoria, con la diferencia que esas aves pueden retornar, nosotros no.
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