Las cosas de Cuba son ciertamente únicas y no me refiero a la música, al Habano, el ron, la calidez, que también; pero en este caso específico aludo a la corrupción.
Sí ya sé que no es un término exclusivo cubano, incluso a veces me parece que nos llegó del viejo continente como otras tantas experiencias, no obstante los criollos nos hemos entusiasmado, la hemos hecho nuestra y enriquecido.
La corrupción tiene muchos padres y una sola madre: la naturaleza humana. Me explico. Las causas que inducen a la corrupción pueden ser muchas: necesidades materiales, ansias de poder, vanidad, etc, pero todas sin excepción tienen su origen en la naturaleza humana.
Indiscutiblemente los períodos de crisis fomentan este tipo de actitudes quizás por eso se han vuelto endémicas en Cuba.
Repito que es casi endémica, sus primeras manifestaciones se remontan al tiempo de colonia española, no creo que los indios tuvieran esas inclinaciones, aunque también eran humanos, quizás lo primitivo de su desarrollo impidió que sus historias trascendieran en el tiempo y por eso no las refiero. Con la instauración de la república el fenómeno se radicalizó y extendió. Cierto es que tuvimos buenos maestros, los mejores en esta materia, porque los norteamericanos, yanquis, estadounidenses como quieran llamarle, desarrollaron muchos negocios y a la industria cubana, pero así mismo terminaron por destapar la caja continente de sobornos, chantajes e imposiciones a los cargos públicos.
Los azarosos años de la seudo república pasaron y ante un futuro más prometedor se aspiraba a dejar atrás males como este. Sin embargo pronto se comprobó que reverdecía como la hierba mala.
Recuerdo los constante intentos de combatirla, los llamados a pensar en colectivo, las apelaciones a los sentimientos revolucionarios de la ciudadanía, a la necesidad de construir un futuro mejor.
No obstante poco ha cambiado. Recientemente mientras leía el discurso de Raúl Castro en la clausura de la Primera Conferencia Nacional del Partido (29 de enero de 2012) llegaba a esa conclusión. En dicho discurso Raúl llamaba la atención una vez más, sobre el daño que la corrupción puede hacer al país y reconocía que varios dirigentes de diferentes niveles, estaban siendo investigados en la actualidad por estos delitos y que el peso de la ley, -y del propio partido-, caería implacablemente sobre ellos.
Reitero que no es nada nuevo. Todos los cubanos vivamos o no en Cuba, recordamos destituciones de altos cargos por estar implicados en estos delitos. Facilidades a inversores extranjeros a cambio de prebendas, fiestas organizadas con fondos públicos, escándalos de diferentes tipos, niveles de vida muy por encima y alejados del resto de los ciudadanos a los que representaban.
Independientemente de las medidas judiciales aplicables a cada caso, ahora se ha propuesto y decidido la expulsión inmediata de las filas del partido por estas conductas, teniendo en cuenta que la mayoría de los dirigentes forman parte del PCC*; así como la limitación en el desempeño de altos cargos a dos períodos consecutivos de 5 años.
Todas parecen certeras medidas y la última sorprende especialmente pues en Cuba muchos altos cargos parecían más bien vitalicios, no por ley sino por practica. Es verdad que a veces se necesitan mayores períodos para la implantación, arraigo y fructificación de algunas políticas, pero la garantía de éxito no puede estar en la administración y seguimiento que puedan hacer los mismos personajes de siempre. Sin dudar de nadie, esto implica un riesgo así como una tentación para la naturaleza humana (que antes mencionábamos) de algunos más débiles o sensibles a la corrupción. La renovación tiene que ser real y verse sin miedo como garantía de éxito.
Actualmente la decisión es ser implacables ante cualquier signo de la corrupción, pero ¿qué hay con los ciudadanos que no son militantes del PCC y que a diario practican la corrupción?.
Ya se ha hecho natural en la actual sociedad cubana, que un trabajador venda los recursos que están bajo su custodia o negocie con ellos de otra manera. Todo es justificado por las carencias y necesidades con las que se viven pero resulta insostenible. Si a las carencias y limitaciones de recursos se suman las mermas que por hurto se reiteran a diario, la economía se ve envuelta en un círculo cerrado del que no puede salir; a pesar de haberse creado nuevos organismos como la Contraloría General, un órgano que ha ejecutado auditorías en cientos de empresas e instituciones estatales tratando de poner coto a estas prácticas.
En mi reciente visita a Cuba experimenté momentos de verdadero agobio y por qué no risas, casi resultaba imposible caminar pasando desapercibidos, la cámara en mano y quizás el color un poco más claro del habitual nos delataban. Una vez descubiertos éramos blancos de todo tipo de ofrecimientos, hubiéramos necesitado medio vuelo de Iberia para poder transportar lo que nos ofrecían.
La producción tabacalera de toda Vuelta Abajo* puedes encontrarla en las calles de La Habana, así como buena parte del ron Havana Club que no llega a comercializarse por las redes del estado. La labor de empíricos promotores de marketing que realizan su labor de espaldas a la legalidad, te hacen pensar que las transnacionales no saben lo que se pierden en Cuba; te promocionan las paladares con la misma facilidad que se ofrecen de guías para mostrarte la ciudad cual dignos discípulos de Eusebio Leal. ¡Ay si Telefónica, Ono o alguna compañía de seguros los escogen como promotores, se hacen millonarios!
Entonces te preguntas ¿cómo puede ser?, cómo se puede sobrevivir a una situación que dinamita los cimientos de la propia economía. Cosas de cubanos, casi nadie puede entenderlo.
Estas son situaciones cubanas y problemas de los cubanos, sobre ella hablan y debaten los de adentro. Por supuesto que opiniones se pueden tener y expresarlas como siempre digo con respeto y buenas intenciones es posible, pero de ahí a erigirse juez y querer decirle a Cuba como debe hacer las cosas es otra historia. Reitero que hablo en esta ocasión de la corrupción nada mas, ¿y qué país escapa a ella?
*PCC: Partido Comunista de Cuba.
*Vuelta Abajo: Región de la occidental provincia cubana Pinar del Río, considerada la mejor tierra del mundo para cultivar tabaco. En ella se dan la mejores hojas y variedades con las que se confeccionan los famosos habanos.
*Vuelta Abajo: Región de la occidental provincia cubana Pinar del Río, considerada la mejor tierra del mundo para cultivar tabaco. En ella se dan la mejores hojas y variedades con las que se confeccionan los famosos habanos.
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