Desde la
pasada semana la noticia ha corrido como pólvora y la polémica está servida.
Medios de todo el mundo la han comentado, aunque cabe la duda sobre donde está
la verdadera noticia, en la revelación de los hechos o en la particularidad del
lugar donde se manifestaron.
Resulta que
la Cumbre de las Américas celebrada en Cartagena, ha trascendido más por acciones
colaterales que por el encuentro en sí mismo, el cual finalizó como todos
saben, sin declaración conjunta por la falta de acuerdo entre los participantes.
Ante aspectos tan trascendentales como la participación de Cuba en próximas
cumbres, -tal como demandaban algunos países-, el apoyo al reclamo argentino
por la independencia de las Islas Malvinas, incluso las drogas; las cumbres volvieron
a demostrar su ineficacia. (A mí me recuerdan a las ferias de turismo y otras,
que se organizaban bajo pretexto de fomentar las relaciones comerciales y solo
servían para confraternizar y fiestear un poco).
Primero
fueron noticia algunos miembros de la seguridad de Barack Obama, los cuales
aparentemente aburridos decidieron alegrarse el cuerpo de una de las formas más
antiguas conocidas. Esto tuvo una trascendencia tal vez ilógica, porque
analizando la situación en perspectiva, ¿qué nos importa a nosotros si los
“segurosos” del Super President se van de putas?, allá ellos y sus jefes.
Considero
que se han perdido los límites y la globalización se manifiesta a todos los
niveles, sino ¿por qué la prensa en general amenaza con teñirse de rosa y
devorarnos a diario con informaciones tan carentes de importancia?.
Aun así el
plato fuerte estaba por llegar y el pasado día 15 se publicaban las fotos de
una Secretaria de Estado, pero ante todo una señora de 65 años, que se divertía
en la noche de Cartagena.
Que el
hecho tiene morbo, quizás sí, depende del público y de lo mal que anda este
mundo.
Que se
tratara del altísimo cargo de una potencia mundial, que por demás se encontraba
secundando a su presidente en una cumbre de países debatiendo temas vitales, hace
pensar que la situación no estaba para fiestas sino para estar negociando,
gestionando lobbies, en función de los objetivos propuestos en la convocatoria
y otros tantos.
Dicho esto,
hasta aquí se comprende el análisis, pero aún hay más. La discoteca donde se “desfogaba”
y bebía a “pico de botella” se llamaba HAVANA,
ojo que no HABANA, o sea el
nombre de la capital cubana pero en inglés y esto ha bastado para formar una
tormenta donde no había ni nubes.
Que da
gracia la coincidencia, SÍ, se trata de la Secretaria de Estado de USA bailando
al son de la “Guantanamera”, casi un himno para Cuba, y demás ritmos latinos en
un local de ambiente netamente cubano. Hay que mencionar que en este local son
frecuentes las visitas de personalidades políticas y culturales como el propio
presidente de Colombia Juan Manuel Santos con su esposa, Gabriel García Márquez,
Benicio del Toro y otros integrantes de la farándula.
Pero no hay
más allá, la discoteca se llama Havana como podía haberse llamado New York, ver
en ello una contradicción, paradoja o cuestión política, no tiene mucho
sentido. Si se tratara de ir a bailar a una discoteca cubana en suelo cubano, de tomarse una
cerveza cristal o bucanero 100%
cubanas y que solo en el país caribeño se producen, hubiese sido otra
cosa, el bloqueo agonizaría, pero no es el caso. De hecho no se armaría tanto revuelo
si hubiese bailado en un local cubano de los miles que hay en Miami.
Entonces
¿por qué tanto escándalo?.
La noticia que
debía trascender es que ni Hilary Clinton se resiste al sabor y la música cubana
esté donde esté y haga lo que haga, TODO EL MUNDO LA CONSUME.
Hasta los angeles no podrian soportar un ritmo cubano si mover un poquito el cuerpo jejeje...
ResponderEliminarBelkis