jueves, 14 de marzo de 2013

POR QUIEN DOBLAN LAS CAMPANAS Y HABEMUS PAPAM


 Foto (revista Cultura y Ocio)

John Donne escribió algo así: “…la muerte de cualquier hombre me disminuye porque estoy ligado a la humanidad por consiguiente nunca preguntes por quién doblan las campanas, doblan por ti…”; los que me conocen saben que esta es una frase que suelo citar cuando la malvada de la guadaña realiza visitas – inesperadas o no-; se trata de una sensación ante la pérdida de una vida humana sin entrar en otros tipos de análisis: ¿era buena persona?, ¿buen padre?, ¿buen político?, o cualquier otra interrogante, solo eso, el sentimiento de vulnerabilidad, de infinita indefensión que tenemos los humanos ante la muerte.
Algo así vino a mi mente la pasada semana y ha continuado presente durante esta, con más o menos intensidad según las noticias de la tele, los diarios, otros medios de información, las redes sociales y conversaciones con amigos; especialmente al leer algunos comentarios en facebook en lugar de caer en el simple debate sobre si causa alegría o inmensa tristeza, si es conveniente o inoportuna, justa o no, (la muerte de un ser humano), lo que he sentido es un impulso casi irrefrenable a hablar sobre la tolerancia.
El tema de debate puede ser cualquiera más o menos candente pero la falta de tolerancia venga del bando que venga es inaceptable. Comprendo que a veces resulta difícil modular una posición cuando te queman las ganas de opinar y ejercer esa libertad que en muchos casos ni se había podido practicar, en otras ocasiones la pasión y la intensidad que el tema sugiere por cercano, nos lleva a la indignación y ahí el control casi siempre falla, pero aún así debemos intentarlo.  
Yo también vivo en un país donde hay libertad de expresión y puedo decir lo que quiera, sin embargo eso no implica anular o desmerecer otras opiniones que por divergentes no tienen que ser obligatoriamente erróneas, incluso en el caso que aplastantemente lo sean, el respeto es casi cuestión de educación; en la diversidad está la riqueza y la verdad es relativa. 
Tanto que pedimos democracia real y pluralidad pero en cuanto podemos repetimos el patrón que tanto aborrecíamos. Hay que mojarse, tomar partido, ser protagonista y no mero observador, y aún así respetar.
Ahora sumamos que “habemus papam”, un PAPA LATINOAMERICANO, personalmente lo tomo como un hecho de interés cultural e histórico, -estoy en el otro extremo-, pero acepto el hecho de que millones de personas estén en ese y expresen regocijo, no lo comparto, simplemente lo respeto.
Cada quien según le dicte su conciencia pero la invitación a la tolerancia está hecha y es permanente, por favor comencemos con esta entrada como ejercicio práctico. ¿Os parece bien?